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domingo, 16 de octubre de 2022

LA ANGUSTIA INFANTIL (1 )

 La angustia se define como una reacción ante una sensación de peligro. Puede ser real donde nos encontramos frente a un peligro externo y sentimos angustia pero también puede ser neurótica, es decir, una reacción frente a las exigencias de ciertos deseos, sentimientos y afectos internos. 

Biológicamente, a diferencia de otras especies animales, al nacer necesitamos de la ayuda de los otros para poder sobrevivir. El mundo exterior para el niño se convierte en algo importante, porque el depende de la realidad. 

Pasados los primeros años de vida, esa dependencia biológica hacia los padres, se convierte en dependencia mental, espiritual, intelectual hasta que el adolescente llega a la edad adulta y puede dirigir su vida por sí mismo. 

 

En este desarrollo influye directamente la educación de los padres que pueden hacerle fuerte, valiente y dependiente para que se enfrente a todo tipo de situaciones o hacerlos sumisos e infantilizarlos hasta la edad adulta. 

 

Los niños también tienes reacciones hostiles y agresivas hacia los padres y cuanto mas indefenso se sienta hacia su padres menos se atreverá a mostrar su oposición a los mismos., entonces el niño piensa: “tengo que reprimir mi hostilidad porque te necesito”.

 

El miedo puede ser provocado por amenazas, prohibiciones, castigos, accesos de ira de los padres o escenas violentas presenciadas por el niño. Entonces el niño piensa: “ tengo que reprimir mi hostilidad porque te tengo miedo”. 

 

También el amor es una de las razones que llevan al niño a reprimir la hostilidad. Cuando el niño siente la falta de amor, se siente desprotegido, como le sucede a los adultos. Entonces ante dicho temor de perder el amor de los padres, el niño piensa: “tengo que reprimir mi agresividad por miedo a perder el amor de mis padres”.

 

Nos damos cuenta que el niño tiende a reprimir su hostilidad y agresividad por temor a que se malogren las relaciones con sus padres. Esto influye en que el niño puede sentirse culpable cuando tiene sentimientos de hostilidad o se opone a lo que los padres le dicen. Se siente indigno o despreciable si tiene algún resentimiento o transgrede las reglas establecidas por ellos. 

 

Cuanto mas se haya inducido a un niño a sentirse culpable por su actitudes, menos se atreverá a mostrar su rabia y hostilidad hacia sus padres.

 

En la esfera sexual es donde mas a menudo se crean sentimientos de culpabilidad. Cuando el niño recibe castigos, prohibiciones severas sobre su curiosidad o actividades sexuales precoces puede llegar a sentirse sucio y despreciable. El niño piensa: tengo que reprimir mi sexualidad porque sería un niño sucio. 

 

La represión de la sexualidad, de la hostilidad, de la agresividad el niño las lleva a cabo para no perder el amor de los padres. Pero cada vez que sienta agresividad o deseos sexuales, tendrá que luchar contra sí mismo para reprimirlos. Pero también puede sentir angustia por luchar contra sus deseos sexuales, querer transgredir las normas, mostrar su agresividad. La angustia es un factor necesario para el desarrollo de neurosis. (continuará)

domingo, 19 de junio de 2022

Los síntomas en la neurosis obsesiva ( parte 2 )

 Hay una inmadurez en el desarrollo de la sexualidad del toquiano, de manera que frente a las exigencias de sus deseos sexuales, por experiencias sexuales tempranas, normalmente, cuando ya comienza a tener noción de que lo que hace o desea , su yo se defiende regresando a una fase anterior del desarrollo sexual que llamamos fase sádica del desarrollo. Y esta regresión determinará todo el curso posterior del proceso del desarrollo de la neurosis obsesiva. 

 

Esta fase está caracterizada por la existencia de instintos sádicos, de ahí que el toquiano, bien sabemos que no podría hacer daño a una mosca, empieza a tener pensamientos y deseos agresivos, lo que hace que su súper yo ( la parte moral de la personalidad ) se vuelva muy áspero y severo contra el toquiano. 

 

Suele ser esta época donde el toquiano comienza a luchar contra la masturbación, tratando de no llevarla a cabo porque siente culpa. Y será entonces cuando la masturbación queda sustituida en forma de actos obsesivos que según pasa el tiempo, cada vez le dan mas satisfacción. Actos obsesivos que suelen ser exageraciones de algo normal. En vez de lavarse una vez las manos, lo hace cientos. Cierra la puerta y la comprueba varias veces, hace la cama una y otra vez, etc… 

 

Entonces decimos que hay tres mecanismos de defensa del toquiano sobre sus deseos sexuales. Primero trata de reprimirlos, segundo regresa a la fase sádica agresiva y tercero desarrolla síntomas obsesivos. 

Y lo interesante del toquianismo, es que el síntoma no deja de ser a la vez que una satisfacción, un castigo por parte del súper yo. 

domingo, 25 de julio de 2021

El trastorno obsesivo compulsivo y las p prácticas religiosas. Toc religioso (2ª parte )

Los actos obsesivos se hallan al servicio de intereses de la personas y se expresan cargados de afectos y pensamientos que se encuentran reprimidos en lo inconsciente.

Una mujer había desarrollado un toc tras separarse de su marido y había cogido la costumbre obsesiva de sentarse en un sillón determinado pudiendo pasar horas sentada en él. El sillón era para ella un símbolo del marido, al cual tres años después se seguía manteniendo fiel. La explicación a su obsesión fue: “Es tan difícil separarse de algo (hombre-sillón) en el que ha estado una sentada.”

Todos los actos obsesivos guardan un sentido y pueden ser interpretados. Al igual que los ceremoniales pero la persona los hace sin saber cual es la significación de los mismos. Solo con el tratamiento psicoanalítico podemos encontrar su sentido. 

 

La persona que padece obsesiones y prohibiciones, se comporta como si se hallara bajo una conciencia de culpabilidad pero de la cual no sabe lo mas mínimo. Esta conciencia de culpabilidad tiene su origen en acontecimientos antiguos de lo que se siente culpable y de ahí que tenga angustia de que puedan pasarle desgracias, como si de un castigo se tratara. 

 

Cuando realiza el ceremonial la persona tiene conciencia de que si no lo hace, ocurrirá alguna desgracia, bien a él o alguna persona querida pero no sabe exactamente qué tipo de desgracia ocurrirá. Por lo tanto, el ceremonial en el toc se realiza como un acto de defensa, de aseguramiento o como una medida de protección.

 

El toquiano tiene culpa y en algo siente que ha pecado, de ahí que comienza sus manias obsesivas como si fueran rezos y tiene una significación de buscar el perdón y a la vez de protección de que no ocurra algo malo. 

 

Sin saberlo, el toquiano tiene reprimido un impulso instintivo generalmente de naturaleza sexual que el algún momento estuvo en su conciencia y luego lo reprimió. Pero no termina de estar seguro de que dicho instinto lo pueda mantener reprimido y tiene temor a que aparezca en su conciencia de nuevo. 

 

El toquiano vive ese instinto o deseo como una tentación ante la cual puede volver a caer y se apodera de él una angustia expectante, es decir, tiene temor de volver a caer en la tentación y realizar el deseo sexual reprimido pero que a su vez tanta culpa le da. 

 

La fuerza de este impulso o dese sexual puede ser tan grande que a toquiano le cuesta cada vez mas mantenerlo reprimido pero tiene que hacer algo para equilibrar o tratar de que ese instinto reprimido no aparezca en la conciencia. Por lo tanto, los actos ceremoniales y obsesivos nacen así en parte como defensa contra la tentación de volver a caer y también como protección contra la desgracia esperada por sentir que va a ser castigado por lo que desea llevar a cabo. 

 

 

 

domingo, 27 de junio de 2021

¿Nos puede enfermar vivir frustrados?

Para que aparezcan una enfermedad neurótica (histeria, obsesiones, pensamientos paranoicos, fobia, crisis de ansiedad, ataques de angustia, etc...) en una persona, debe existir una predisposición a la misma, es decir, en su desarrollo personal hubo circunstancias familiares, sociales y personales que alteraron el curso de su desarrollo. El psicoanálisis estudia la sexualidad como un factor decisivo entre la salud y la enfermedad nerviosa, de manera que ciertas circunstancias familiares y del mundo exterior vividas durante la infancia y primera edad adulta, han podido alterar el desarrollo sexual de la persona y predisponerla a una enfermedad mental donde la causa es un conflicto con su sexualidad entre la parte consciente y la parte inconsciente.

La sexualidad en psicoanálisis está definida como el modo que la persona tiene de relacionarse con sus familiares y con el resto del mundo. El amor, el odio, los celos, la envidia, el deseo, etc, dan forma al carácter de la sexualidad de la persona, por lo tanto, según el modo de aceptación o conflicto con su sexualidad podrá ser el factor que predisponga a la persona a la aparición de ciertas enfermedades mentales.

El primer factor exterior que puede dar ocasión a la aparición de una enfermedad neurótica, se debe a la aparición de una frustración. La persona tenía salud mientras sus necesidades amorosas y sexuales estaban satisfechas y contrae una neurosis cuando pierde a una persona y no encuentra una sustitución de la misma. También puede ocurrir que personas que no encuentran una persona a “su gusto” pueden vivir bajo el sentimiento de frustración.

La frustración ocasiona abstinencia, es decir, se estanca la energía sexual y amorosa en la persona porque no tiene con quien satisfacerla, produciéndose un incremento de la tensión sexual y si no logra encontrar un camino adecuado para descargarse de ella, podrá enfermar.

Cuando hay frustración de lo que antes era una satisfacción, los caminos saludables para resolverla por un lado es orientar la energía hacia el exterior, tratando de encontrar otra persona con quien satisfacer el amor y la energía sexual o por otro lado, renunciar a la satisfacción sexual y amorosa y sublimar dicha energía hacia otro fines o acciones: trabajo, proyectos, acciones humanitarias, sociales, etc...

Sin embargo, no todas las personas que viven frustradas, logran resolver su frustración, la cual se acentúa cada vez mas, hasta producir cambios en el carácter y desarrollar un trastorno neurótico en la personalidad.
El efecto negativo de una frustración no resuelta, es debido a que despierta factores inconscientes infantiles que existían hace tiempo y que hasta el momento no había sido causa de perturbación.

Cuando estos factores inconscientes se reactivan porque la energía de la persona ha quedado dentro de ella, se activa la fantasía, la persona crea nuevos deseos de forma fantasiosa e incluso regresa a etapas de su infancia donde encuentra recuerdos bonitos donde todo era satisfacción y felicidad, quedándose estancada o atrapada su energía en recuerdos infantiles satisfactorios. Al reactivarse dichos recuerdos, la persona añora los mismos y siente malestar y frustración de que su vida ahora no sea tan bonita como lo era en su etapa infantil. Al quedar reforzado los recuerdos infantiles, la energía queda estancada en los mismos, de manera que no tiene capacidad sana de afrontar la realidad

y se refugia en los recuerdos de felicidad de la infancia o en fantasías de amores imposibles porque busca en la realidad lo que perdió en la infancia. Cuando esto ocurre, la persona ha empezado a desarrollar un trastorno neurótico o ha empezado a enfermar. (continuará)

domingo, 20 de junio de 2021

¿ POR QUÉ NOS REFUGIAMOS EN LAS ENFERMEDADES? - Estoy mal pero no quiero ir a ningún especialista-

 ¿Por qué nos refugiamos en las enfermedades? (Estoy mal pero no quiero ir a ningún especialista) 

 

Es frecuente encontrarnos con personas que se hayan bajo un esto de depresión, ansiedad, angustia, manías obsesivas, inseguridad o incapacitadas para afrontar circunstancias de la vida y a pesar de encontrarse mal no quieren ir a tratarse con un especialista de la salud mental. 

Los problemas mentales, comienzan poco a poco y gradualmente van acaparando mas espacio mental hasta convertirse en un trastorno psicológico que termina afectando a varias áreas de la vida de la persona. Comprobamos que en los estadios iniciales, la persona siente que le ocurre algo fuera de lo habitual pero confía en que se le pasará o que puede valerse por sí misma para no tener que recurrir a ayuda externa. En una segunda fase, se hace mas notables los síntomas y la persona se da cuenta que le ocurre algo que se le empieza a escapar al control consciente y por mas intentos que hace, los síntomas comienza a durar mas tiempo y la personalidad ya sufre algunas de las consecuencias de su trastorno mental. Por último el trastorno se ha apoderado de la conciencia y la persona resulta incapacitada para llevar a caso sus tareas habituales, produciendo un deterioro laboral, personal y familiar. 

En la fase inicial la persona rechaza ayuda externa por una cuestión narcisista, es decir, cree que puede resolverlo por sí misma y aunque le lleve un consumo de energía mental puede controlar lo que le pasa pero a cambio pierde una valiosa energía en controlarlo pero sin llegar a saber qué es lo que le pasa.

La siguiente fase, suele ser cuando la persona siente que ya no puede controlar lo que le pasa y es en esta fase cuando deciden buscar ayuda de un profesional que les ayude a entender y resolver lo que le sucede. 

En la fase propia de la enfermedad es cuando ocurren reacciones en la persona donde observamos que termina adaptándose a lo que le ocurre. Si esta deprimido, lo acepta con resignación, si tiene miedo a los espacios externos restringe las salidas, si tiene obsesiones trata de mantenerlas a base de costosos rituales obsesivos, etc.

En esta fase observamos que la enfermedad que antes parecía extraña al yo, ahora lejos de ser extraña es como algo ya conocido, de manera que termina integrándose a la personalidad y la persona vive con ello aunque le suponga un deterioro de su vida. La enfermedad le hace vivir una vida nueva y la persona cambia su vida anterior por la nueva vida que su enfermedad le hace vivir. El yo ha integrado la enfermedad y ahora la vida del sujeto es en torno a la misma. Vive por y para la enfermedad. 

Observamos que numerosas personas, enferman como resultado de un mecanismo de huida de la realidad, de manera que se refugian en la enfermedad porque no puede afrontar los retos que la realidad les exige, de manera que terminan encontrando en la enfermedad y en el aislamiento que les ocasiona, una manera de no estar en contacto con aquello que les perturba. Podemos decir que es una especie de huida hacia uno mismo, refugiándose en la enfermedad, de manera que no quieren resolver lo que les ocurre porque encuentran una cierta paz y tranquilidad en aquello de lo que ya ni se quejan pues ha quedado introducida la enfermedad como algo ya cotidiano de su vida. 

Verdaderamente podríamos decir que son mecanismos adaptativos mentales que tienen su razón de ser para la persona pues a veces, el esfuerzo y los cambios de personalidad que tendrían que llevar a cabo para adaptarse a la realidad pueden ser mas costosos y dolorosos que enfermar, donde la persona puede encontrar un refugio para sentirse tranquilo aunque tenga que pagar el precio de estar enfermo. 

domingo, 5 de abril de 2015

APORTACIONES TEÓRICAS AL TRASTORNO OBSESIVO TOC

Toda obsesión siempre va unida a un estado emotivo. Puede incluso persistir inalterado el estado emocional e ir cambiando la idea obsesiva a él asociada. Dudas, escrúpulo, agresividad, pueden mantenerse constante e ir variando de persona, idea o situación. Cuando estudiamos los antecedentes de un paciente obsesivo, hallamos una idea original y que después ha sido sustituida por otras. Todas las ideas, pensamientos obsesivos posteriores guardan algún carácter común con la idea original y en todos hallamos un hechos que de una manera u otra guardan relación con impresiones tempranas de la vida sexual de la persona, que bien puede querer hacerlas desaparecer por calificarlas de penosas o bien por haber experimentado un goce demás con respecto a la misma. Lo cierto es que todo trastorno obsesivo guarda relación con fragmentos de la sexualidad infantil que no han logrado pasar a un estadio de madurez. El mecanismo obsesivo consiste en “despistar a la conciencia” del fragmento sexual reprimido pero que pulsa por manifestarse en la conciencia. Podríamos decirlo como una persona que se “ha quedado pegada” a un fragmento del desarrollo o conocimiento de su vida sexual y del cual no logra separarse, bien por haber gozado de ello o bien por haber quedado inconcluso su descubrimiento. De ahí se debe el carácter absurdo de las obsesiones y el desgaste de energía que hace una parte de la conciencia por mantener alejada la representación sexual intolerable para la conciencia. Hecho en sí que hace al sujeto mantener la conciencia ocupada en representaciones que quitan la energía al sujeto y a las cuales puede unirse un afecto desagradable como el de la angustia. La misión de la obsesión como mecanismo mental que funciona en la conciencia se considera como un acto de defensa del yo contra la idea inconciliable. El repetir un acto, llevarlo a cabo durante horas, etc, no deja de ser un mecanismo para mantener a la conciencia ocupada y que el contenido sexual inconsciente no acceda a la conciencia. Cuanto mayor es la intensidad del impulso sexual reprimido mayor es el síntoma obsesivo y mayor es el esfuerzo de la parte inconsciente de la conciencia para que no deje huella. Sin embargo, mientras que la representación sexual queda expulsada de la conciencia, no es así con el estado emotivo asociado, que no puede ser reprimido y que se experimenta como una descarga inconsciente sobre la conciencia. Normalmente puede ser miedo, angustia, terror, ansiedad, duda, incertidumbre. Son estado emocionales que también sirven para enmascarar la prominencia del impulso sexual que quiere acceder a la conciencia. Experimenta miedo o terror para no experimentar el deseo sexual. Por un lado, el afecto y por otro la representación obsesiva sirven para tachar o impedir el descubrimiento de un deseo sexual reprimido intolerable para la conciencia.




domingo, 8 de marzo de 2015

MECANISMO DE OBSESIONES Y FOBIAS


“Una muchacha padecía el temor de verse atacad de incontinencia de orina desde que un vehemente deseo de orinar la había obligado a abandonar en una ocasión un teatro durante un concierto. Esta fobia la había incapacitado poco a poco para toda vida social. Sólo se sentía tranquila cuando sabía tener próximo un w.c. al que poder llegar disimuladamente. No existía en ella vestigio de enfermedad orgánica que pudiera justificar sus temores. Hallándose en su casa, entre sus familiares, no experimentaba jamás el temido deseo ni tampoco durante la noche. Un detenido examen psicoanalítico descubrió que dicho deseo le había cometido por primera vez en las siguientes circunstancias: en la sala de conciertos se hallaba sentado cerca de ella un caballero que no la era indiferente. Al verle comenzó a pensar en él y a imaginarse haciendo el amor, ser su mujer y estar sentada a su lado. Durante esta fantasía experimentó una sensación que en las mujeres hemos de comparar a la erección masculina y que en su caso, terminó con un ligero deseo de orinar. La referida sensación sexual, habitual en ella, la asustó en esta ocasión porque ya en otra ocasión similar se había hecho el firme propósito de combatir sus deseos sexuales e inmediatamente, transfirió este deseo al deseo de orinar y que la hizo, tras una penosa lucha, abandonar la sala. Esta joven, a quien toda realidad sexual horrorizaba, no concebía que pudiera casarse algún día ni tener relaciones sexuales con un hombre. Por otro lado, padecía de una hiperestesia sexual (anestesia o falta de sensibilidad en los genitales) y cuando se abandonaba a imaginar algo parecido a lo sucedido en el teatro, experimentaba una ligera excitación en sus genitales que la conflictuaba moralmente. El deseo de orinar le había aparecido más de una vez, tras el pensamiento fugaz de una fantasía sexual pero que nunca había recaído en ello hasta el día del concierto. La idea de ceder sexualmente con un desconocido, la produjo dicho conflicto moral.”
“Una mujer joven, casada que en cinco años de matrimonio había tenido un hijo, se quejaba de sentir un impulso obsesivo de arrojarse por el balcón y que a la vista de un cuchillo, se apoderaba de ella el miedo a verse impulsada a cogerlo y matar con él a su hijo. En su tratamiento psicoanalítico confesó que sólo muy raras veces practicaba el sexo con su marido y siempre con miedo y precauciones para evitar un nuevo embarazo, añadiendo además que no la disgustaba no tener sexo porque era una mujer de naturaleza poco sensual. Sin embargo, en su psicoanálisis, pudo verse que a la vista de otros hombres, surgían en ella fantasías eróticas que le había llevado a perder la confianza en sí misma, viéndose como una mujer degradada y capaz de cualquier acción sexual. Esta sinceridad por parte de la paciente, la llevó a confesar que su vida sexual y matrimonial era miserable pero que se lo ocultaba y se autoengañaba. Esto llegó a decirlo después de admitir que durante el día tenía sensaciones penosas de que “algo le entraba por debajo de la falda”

En estos  y otros casos, que cursan con fobia y obsesiones repetidas, admitimos que la representación obsesiva (en un caso temor a orinarse y en el otro el miedo a tirarse por el balcón o matar con un cuchillo a su hijo) sirven para alejar a la conciencia de los deseos sexuales que la persona experimenta pero que no admite en su conciencia, siendo así que la obsesión, cuanto más asusta a la persona, más oculta, “despista” y enmascara a la conciencia de la proveniencia o fuente del deseo o fantasía sexual. (continuará)

domingo, 1 de marzo de 2015

¿ES POSIBLE VOLVERSE LOCO CON EL TOC?

Representaciones intolerables en la conciencia, tratando con esfuerzos para rechazarlas, dominarlas y no pensar en ellas. No podemos decir que tal esfuerzo de la voluntad o conciencia por expulsar del pensamiento algo determinado sea patológico, lo que podemos confirmar es que las representaciones obsesivas no dejan de ser el producto de un conflicto entre las representaciones que aparecen en la conciencia y el esfuerzo que la persona hace por separarse de ella.
Sin embargo, lo que si nos parece patológico es el esfuerzo continuo y permanente de la voluntad para tratar de controlar dichos pensamientos que se imponen en la conciencia. El camino que se produce desde que aparecen los pensamientos o representaciones obsesivas hasta la incapacidad que la persona refiere tener con respecto a las mismas se puede explicar así: el “yo” o la conciencia se plantea como no bien recibido la representación intolerable pero el sentimiento de angustia, miedo, duda, ansiedad, temor que aparece junto a ella una vez que aparece, no puede desaparecer y el yo, debe buscar una solución y lo que trata por un lado es de debilitar la representación o pensamiento indeseable y disminuir el sentimiento que dicho pensamiento produce al “yo”.
De lo que se trata es de debilitar por lo tanto el afecto que aparece junto a la representación intolerable para la conciencia. El “yo” utiliza un falso enlace que hace que la representación o el pensamiento se vuelva obsesivo, hasta que se agota o hasta que se representa en la realidad ( limpieza, rituales, etc…) . Hablamos de una representación obsesiva y un afecto que va unido a ello. El afecto, siempre proviene de un deseo sexual infantil reprimido que se une a un pensamiento y de este modo, accede y se manifiesta en la conciencia. El deseo sexual infantil reprimido, por ser inconsciente, no puede alcanzar la conciencia sino pagando un precio: debe ser deformado en lo más posible para “despistar” a la conciencia. La angustia, el temor, el miedo que se asocia a su vez sirve para apartar de la conciencia cualquier pista que pueda dar cuenta del verdadero deseo que quiere hacer su aparición en estado puro. Por ejemplo: un paciente tiene miedo a  matar a la familia con un cuchillo. Tras ese “aparente deseo asesino” se esconden unos celos que despertaron sus padres en él cuando los vio yacer juntos en la cama y cuando tuvieron a su primer hermano. La rabia, el odio, el sentimiento de abandono que le produjeron varias de las situaciones vividas, le hizo sentir unos celos que esconden su verdadero amor y pasión hacia sus padres y hermano y que no lo tolera. El psicoanálisis de este síntoma consistió en hacer que el paciente poco a poco aceptara los deseos bisexuales que tenía hacia sus padres y así mismo, aceptara el sentimiento de rechazo que le había producido el nacimiento de su hermano. Aceptado esto, el síntoma remitió completamente.
Es evidente por la manifestación de los pacientes que el esfuerzo de la voluntad, la tentativa de defensa contra la representación intolerable surgió cuando el esfuerzo de la voluntad parecía haber alcanzado su intención. “ Una vez me sucedió algo muy desagradable y me propuse con todas mis fuerzas apartarlo de mi imaginación y no pensar en ello. Por fin lo conseguí; pero entonces surgió esto que ahora me pasa y de lo que no he conseguido librarme.” No todas las personas con representaciones obsesivas ven tan claramente el origen de las mismas. Cuando intentamos mostrar al paciente que lo que le sucede tiene que ver con su sexualidad infantil reprimida, suelen decir: “No, eso no tiene nada que ver con lo que me pasa, nunca pensé mucho en ello”. Esta negación tan rotunda, constituye una prueba de que la representación obsesiva es una sustitución o subrogado de una representación sexual intolerable y cuya aparición disfrazada de obsesión ha aparecido en la conciencia ( continuará)


domingo, 18 de enero de 2015

MATAR O NO MATAR. ESA NO ES LA CUESTION.

El carácter prohibido o las prohibiciones que se impone a  no a hacer la persona obsesiva  es frente a la realización de sus deseos inconscientes.
Por ejemplo,  la tentación de matar es más fuerte en nosotros de lo que creemos y que se manifiesta por efectos psíquicos, aun cuando escape a nuestra conciencia. Frente a situaciones o personas que nos generan afectos contradictorios, la aparición del sentimiento de culpabilidad puede ser una reacción contraria por haber sentido un deseo de matar.
La llamada conciencia angustiante es una reacción de la misma frente a los deseos inconscientes que desplazan su carga de energía a la conciencia y de la cual sólo sentimos angustia pero no somos capaces de percibir el/los deseos productores de la misma.
Hemos de reconocer que las prohibiciones obsesivas de determinados neuróticos no son sino precauciones y castigos que los enfermos se infligen a sí mismos porque sienten con una acrecentada energía la tentación de matar.
podemos volver a aceptar de nuevo la proposición antes formulada; esto es, la de que siempre que exista una prohibición ha debido ser motivada por un deseo y admitiremos que esta tendencia a matar existe realmente en lo inconsciente y que la duda o actitud ambivalente del obsesivo está motivada por el tabú de no matar como un mandamiento moral,  con respecto al impulso homicida.

Los procesos psíquicos de lo inconsciente, lejos de ser por completo idénticos a los de nuestra vida consciente, gozan de determinadas libertades. Un impulso inconsciente no ha nacido allí necesariamente donde vemos que se manifiesta sino que puede provenir de una fuente por completo distinta, haber recaído al principio sobre otras personas y otras relaciones y no hallarse en el lugar en el que comprobamos su presencia, sino a merced de mecanismos de desplazamiento. Dada la indestructibilidad y la incorregibilidad de los procesos inconscientes, pueden además, haberse transportado desde una época a la que se hallaban apropiados, hasta otra  época y otras circunstancias ulteriores en la que parecen singulares y fuera de lugar sus manifestaciones.


En el obsesivo, el mecanismo de desplazamiento juega un papel importante ya que cuanto más absurda e increíble es la obsesión es porque mas desplazado se halla el deseo que la ha motivado. Quiere esto decir que cualquier obsesión nunca corresponderá su sentido con lo que realmente significa a nivel inconsciente, sino que es la manifestación desplazada y disfraza del deseo inconsciente.
Otro ejemplo de desplazamiento es cuando el obsesivo, está a punto de hacer algo prohibido, aparece en él un temor a que le ocurra alguna desgracia a sus seres queridos. Teme el castigo pero no para él sino desplazado a las personas que ama. En dicho sentimiento de castigo es porque él tuvo la intención de satisfacer algo prohibido, luego castigo, prohibición y satisfacción se dan de manera simultánea en el obsesivo.
El síntoma obsesivo correspondería a la aparición de un deseo deseado y a su vez el castigo por haberlo deseado.