El carácter prohibido o las prohibiciones
que se impone a no a hacer la persona
obsesiva es frente a la realización de
sus deseos inconscientes.
Por ejemplo, la tentación de matar es más fuerte en
nosotros de lo que creemos y que se manifiesta por efectos psíquicos, aun
cuando escape a nuestra conciencia. Frente a situaciones o personas que nos
generan afectos contradictorios, la aparición del sentimiento de culpabilidad
puede ser una reacción contraria por haber sentido un deseo de matar.
La llamada conciencia angustiante es una
reacción de la misma frente a los deseos inconscientes que desplazan su carga
de energía a la conciencia y de la cual sólo sentimos angustia pero no somos
capaces de percibir el/los deseos productores de la misma.
Hemos de reconocer que las prohibiciones
obsesivas de determinados neuróticos no son sino precauciones y castigos que
los enfermos se infligen a sí mismos porque sienten con una acrecentada energía
la tentación de matar.
podemos volver a aceptar de nuevo la
proposición antes formulada; esto es, la de que siempre que exista una
prohibición ha debido ser motivada por un deseo y admitiremos que esta
tendencia a matar existe realmente en lo inconsciente y que la duda o actitud
ambivalente del obsesivo está motivada por el tabú de no matar como un
mandamiento moral, con respecto al
impulso homicida.
Los procesos psíquicos de lo
inconsciente, lejos de ser por completo idénticos a los de nuestra vida
consciente, gozan de determinadas libertades. Un impulso inconsciente no ha
nacido allí necesariamente donde vemos que se manifiesta sino que puede
provenir de una fuente por completo distinta, haber recaído al principio sobre
otras personas y otras relaciones y no hallarse en el lugar en el que
comprobamos su presencia, sino a merced de mecanismos de desplazamiento. Dada
la indestructibilidad y la incorregibilidad de los procesos inconscientes,
pueden además, haberse transportado desde una época a la que se hallaban
apropiados, hasta otra época y otras
circunstancias ulteriores en la que parecen singulares y fuera de lugar sus
manifestaciones.
En el obsesivo, el mecanismo de
desplazamiento juega un papel importante ya que cuanto más absurda e increíble
es la obsesión es porque mas desplazado se halla el deseo que la ha motivado.
Quiere esto decir que cualquier obsesión nunca corresponderá su sentido con lo
que realmente significa a nivel inconsciente, sino que es la manifestación
desplazada y disfraza del deseo inconsciente.
Otro ejemplo de desplazamiento es cuando
el obsesivo, está a punto de hacer algo prohibido, aparece en él un temor a que
le ocurra alguna desgracia a sus seres queridos. Teme el castigo pero no para
él sino desplazado a las personas que ama. En dicho sentimiento de castigo es
porque él tuvo la intención de satisfacer algo prohibido, luego castigo,
prohibición y satisfacción se dan de manera simultánea en el obsesivo.
El síntoma obsesivo correspondería a la
aparición de un deseo deseado y a su vez el castigo por haberlo deseado.
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