domingo, 27 de junio de 2021

¿Nos puede enfermar vivir frustrados?

Para que aparezcan una enfermedad neurótica (histeria, obsesiones, pensamientos paranoicos, fobia, crisis de ansiedad, ataques de angustia, etc...) en una persona, debe existir una predisposición a la misma, es decir, en su desarrollo personal hubo circunstancias familiares, sociales y personales que alteraron el curso de su desarrollo. El psicoanálisis estudia la sexualidad como un factor decisivo entre la salud y la enfermedad nerviosa, de manera que ciertas circunstancias familiares y del mundo exterior vividas durante la infancia y primera edad adulta, han podido alterar el desarrollo sexual de la persona y predisponerla a una enfermedad mental donde la causa es un conflicto con su sexualidad entre la parte consciente y la parte inconsciente.

La sexualidad en psicoanálisis está definida como el modo que la persona tiene de relacionarse con sus familiares y con el resto del mundo. El amor, el odio, los celos, la envidia, el deseo, etc, dan forma al carácter de la sexualidad de la persona, por lo tanto, según el modo de aceptación o conflicto con su sexualidad podrá ser el factor que predisponga a la persona a la aparición de ciertas enfermedades mentales.

El primer factor exterior que puede dar ocasión a la aparición de una enfermedad neurótica, se debe a la aparición de una frustración. La persona tenía salud mientras sus necesidades amorosas y sexuales estaban satisfechas y contrae una neurosis cuando pierde a una persona y no encuentra una sustitución de la misma. También puede ocurrir que personas que no encuentran una persona a “su gusto” pueden vivir bajo el sentimiento de frustración.

La frustración ocasiona abstinencia, es decir, se estanca la energía sexual y amorosa en la persona porque no tiene con quien satisfacerla, produciéndose un incremento de la tensión sexual y si no logra encontrar un camino adecuado para descargarse de ella, podrá enfermar.

Cuando hay frustración de lo que antes era una satisfacción, los caminos saludables para resolverla por un lado es orientar la energía hacia el exterior, tratando de encontrar otra persona con quien satisfacer el amor y la energía sexual o por otro lado, renunciar a la satisfacción sexual y amorosa y sublimar dicha energía hacia otro fines o acciones: trabajo, proyectos, acciones humanitarias, sociales, etc...

Sin embargo, no todas las personas que viven frustradas, logran resolver su frustración, la cual se acentúa cada vez mas, hasta producir cambios en el carácter y desarrollar un trastorno neurótico en la personalidad.
El efecto negativo de una frustración no resuelta, es debido a que despierta factores inconscientes infantiles que existían hace tiempo y que hasta el momento no había sido causa de perturbación.

Cuando estos factores inconscientes se reactivan porque la energía de la persona ha quedado dentro de ella, se activa la fantasía, la persona crea nuevos deseos de forma fantasiosa e incluso regresa a etapas de su infancia donde encuentra recuerdos bonitos donde todo era satisfacción y felicidad, quedándose estancada o atrapada su energía en recuerdos infantiles satisfactorios. Al reactivarse dichos recuerdos, la persona añora los mismos y siente malestar y frustración de que su vida ahora no sea tan bonita como lo era en su etapa infantil. Al quedar reforzado los recuerdos infantiles, la energía queda estancada en los mismos, de manera que no tiene capacidad sana de afrontar la realidad

y se refugia en los recuerdos de felicidad de la infancia o en fantasías de amores imposibles porque busca en la realidad lo que perdió en la infancia. Cuando esto ocurre, la persona ha empezado a desarrollar un trastorno neurótico o ha empezado a enfermar. (continuará)

domingo, 20 de junio de 2021

¿ POR QUÉ NOS REFUGIAMOS EN LAS ENFERMEDADES? - Estoy mal pero no quiero ir a ningún especialista-

 ¿Por qué nos refugiamos en las enfermedades? (Estoy mal pero no quiero ir a ningún especialista) 

 

Es frecuente encontrarnos con personas que se hayan bajo un esto de depresión, ansiedad, angustia, manías obsesivas, inseguridad o incapacitadas para afrontar circunstancias de la vida y a pesar de encontrarse mal no quieren ir a tratarse con un especialista de la salud mental. 

Los problemas mentales, comienzan poco a poco y gradualmente van acaparando mas espacio mental hasta convertirse en un trastorno psicológico que termina afectando a varias áreas de la vida de la persona. Comprobamos que en los estadios iniciales, la persona siente que le ocurre algo fuera de lo habitual pero confía en que se le pasará o que puede valerse por sí misma para no tener que recurrir a ayuda externa. En una segunda fase, se hace mas notables los síntomas y la persona se da cuenta que le ocurre algo que se le empieza a escapar al control consciente y por mas intentos que hace, los síntomas comienza a durar mas tiempo y la personalidad ya sufre algunas de las consecuencias de su trastorno mental. Por último el trastorno se ha apoderado de la conciencia y la persona resulta incapacitada para llevar a caso sus tareas habituales, produciendo un deterioro laboral, personal y familiar. 

En la fase inicial la persona rechaza ayuda externa por una cuestión narcisista, es decir, cree que puede resolverlo por sí misma y aunque le lleve un consumo de energía mental puede controlar lo que le pasa pero a cambio pierde una valiosa energía en controlarlo pero sin llegar a saber qué es lo que le pasa.

La siguiente fase, suele ser cuando la persona siente que ya no puede controlar lo que le pasa y es en esta fase cuando deciden buscar ayuda de un profesional que les ayude a entender y resolver lo que le sucede. 

En la fase propia de la enfermedad es cuando ocurren reacciones en la persona donde observamos que termina adaptándose a lo que le ocurre. Si esta deprimido, lo acepta con resignación, si tiene miedo a los espacios externos restringe las salidas, si tiene obsesiones trata de mantenerlas a base de costosos rituales obsesivos, etc.

En esta fase observamos que la enfermedad que antes parecía extraña al yo, ahora lejos de ser extraña es como algo ya conocido, de manera que termina integrándose a la personalidad y la persona vive con ello aunque le suponga un deterioro de su vida. La enfermedad le hace vivir una vida nueva y la persona cambia su vida anterior por la nueva vida que su enfermedad le hace vivir. El yo ha integrado la enfermedad y ahora la vida del sujeto es en torno a la misma. Vive por y para la enfermedad. 

Observamos que numerosas personas, enferman como resultado de un mecanismo de huida de la realidad, de manera que se refugian en la enfermedad porque no puede afrontar los retos que la realidad les exige, de manera que terminan encontrando en la enfermedad y en el aislamiento que les ocasiona, una manera de no estar en contacto con aquello que les perturba. Podemos decir que es una especie de huida hacia uno mismo, refugiándose en la enfermedad, de manera que no quieren resolver lo que les ocurre porque encuentran una cierta paz y tranquilidad en aquello de lo que ya ni se quejan pues ha quedado introducida la enfermedad como algo ya cotidiano de su vida. 

Verdaderamente podríamos decir que son mecanismos adaptativos mentales que tienen su razón de ser para la persona pues a veces, el esfuerzo y los cambios de personalidad que tendrían que llevar a cabo para adaptarse a la realidad pueden ser mas costosos y dolorosos que enfermar, donde la persona puede encontrar un refugio para sentirse tranquilo aunque tenga que pagar el precio de estar enfermo.