lunes, 25 de julio de 2011

UN CASO DE TOC CURADO CON PSICOANALISIS

Hace dos año acude una mujer de 37 años diciendo que padece toc desde hace casi 20 años. Ha logrado ocultarlo ante el mundo, aunque las únicas personas que lo saben son su madre y su hermana. La paciente ha tenido algunas relaciones fracasadas de pareja y le cuesta enamorarse. Todas sus obsesiones son contar números pares y guardar todos los papeles que llegan a su mano ( billetes de metro, importe de la compra, del desayuno, etc… ) comenta tener en su casa miles de papeles que no se atreve  a tirar por temor de que le pueda pasar algo. No logra tener ya una vida normal porque sus obsesiones están limitándola cada vez mas su vida personal y teme que en el trabajo acaben dándose cuenta. Pide ayuda para entender todo esto que le está sucediendo. Lo importante de esta mujer era la relación que tenia con la madre, mujer autoritaria que siempre la había esto comparando con su hermana menor, la cual siempre hacía todo mejor que ella. La paciente, a pesar de tener una infancia y vida confortable, siempre se había sentido desplazada por la figura de la hermana con la cual inconscientemente rivalizaba. Los números pares que tanto la obsesionaban no dejaban de ser el número par que su hermana era para ella.  Los números pares simbolizaban la relación con la hermana. Siempre fue consideraba una niña buena y formal, que nunca expresaba sentimiento de ira ni de agresividad. Sin embargo, de manera inconsciente, la paciente padecía de una fuerte ambivalencia afectiva hacia la madre y hacia la hermana. La terapia de curación del toc, consistió en trabajar dicha ambivalencia de manera que los sentimientos de culpabilidad que la paciente experimentaba, no dejaban de ser los sentimientos de odio y rechazo que mantenía hacia las mujeres de su familia. Un día pudo pronunciar que alguna vez había deseado la muerte de la hermana y que semejante pensamiento la hizo sentirse un ser deleznable y que por lo tanto, se merecía el padecimiento de la enfermedad que ella tenía. Esta constante ambivalencia afectiva fuertemente reprimida por la moral cristina de la paciente era lo que la había terminado de enfermar, pues sus obsesiones no dejaban de ser una contención, un dique moral, al enorme odio y envidia que sentía hacia su hermana y que según la paciente se había interpuesto entre la relación de ella con su madre. Actualmente, tras dos años de tratamiento, la paciente ha podido quitar la mayoría de los síntomas de toc que padecía, mejoró la relación su madre y hermana y ahora está trabajando los cimientos de lo que será su sexualidad adulta, hace tiempo olvidada.

martes, 5 de julio de 2011

SOBRE UN CASO FEMENINO DE EROTISMO ANAL

En un Congreso Grupo Cero sobre psicoanálisis y Medicina, se presentó un caso de trastorno obsesivo compulsivo, en una joven de 27 años, cuyo síntoma principal era un asco obsesivo por la material  fecal propia. La paciente sentía verdadero terror cada vez que debía acudir al baño para defecar. El rechazo hacia dicho acto, le había provocado un estreñimiento tan pertinaz que había llegado a estar casi un mes sin defecar, llegando a expulsar heces por la boca. A los 5 meses de tratamiento, el intestino se reguló y desde entonces, la paciente acudía al baño una o dos veces al día. Su obsesión no era tanto por el asco que le producía la materia fecal, sino por el olor que producía y que según ella, podría impregnar las paredes y resto del mobiliario sanitario y su familia ( padre, hermano y madre ) contaminarse. De hecho, antes de hacer uso del baño, sacaba el cesto de la ropa, toallas y otros enseres transportables fuera del baño y cuando hacia sus necesidades, sellaba la puerta por debajo para que el olor no se extendiera por la casa. Tras defecar, con la manguera de la ducha sometía a un intenso lavado paredes, y sanitarios del baño, recogiendo el agua con paños que escrupulosamente lavaba en la lavadora. El ritual le llevaba dos horas de ocupación. La familia desesperada pidieron intervención terapeutica. Freud, cuando nos habla del desarrollo sexual del niño, pasa por una fase denominada sádico-anal. Dicha fase permite observa una relación íntima entre el uso y manejo de los excrementos como modo de ejercer un dominio sobre la madre. El niño, cuando descubre la importancia de la material fecal para su madre, hace un uso de ella para ejercer a su vez un control afectivo sobre la misma. Cuando el niño se enfada con la madre, retiene las heces y de esta manera muestra su agresividad hacia ella. Normalmente, las personas con estreñimiento pertinaz, así como los casos de toc donde el carácter anal del síntoma es muy acusado, se puede descubrir la ambivalencia amor odio en la relación con la madre. Nuestro ejemplo, era un claro caso de erotismo anal asociado a una agresividad infantil hacia la figura de la madre que para nuestra paciente siempre fue origen de su rivalidad, competencia y sentimientos de inferioridad. En el gesto de defecar, ella tenía el deseo inconsciente de contaminar y asesinar con el olor de sus heces a su madre ( refería que el olor que desprendía sus heces era tan putrefacto que podía asesinar a quien lo oliera ). De hecho, un día de manera inconsciente deja parte del agua del suelo sin recoger, lo que provocó una aparatosa caída de la madre que le produjo una fractura del hueso occipital con un hematoma intracraneal que hubo que ingresarla de urgencia, con grave riesgo por su vida. La paciente se sintió culpable y meses después reconoce que la caída de su madre “ le produjo risa “. Este es el sadismo propio del erotismo anal asociado a esta fase del desarrollo sexual, tan importante para los pacientes con toc.