miércoles, 21 de octubre de 2009

QUÉ ES Y PARA QUÉ SIRVE EL PSICOANALISIS

martes, 20 de octubre de 2009

NUEVAS APORTACIONES AL TOC

El trastorno obsesivo compulsivo, se puede llamar también “ la patología del laberinto “, es decir, la persona que lo padece se da cuenta que no deja de dar vueltas y mas vueltas para llegar siempre al mismo lugar, sin encontrar una salida a sus propios pensamientos. Podemos relacionarlo con la imagen de un laberinto, donde uno se mueve por los mismos pasillos sin dar nunca con la salida. Nos llama la atención, en este tipo de pacientes lo desaforado de su imaginación, la cual se acaba convirtiendo en una red que lo apresa y atrapa y no le deja salir. De cualquier pensamiento, acaban imaginando una película, donde ellos siempre son los protagonistas, a los cuales les sucede todo aunque no quieran que les suceda. Debemos complementar esta exposición con un aspecto sumamente interesante en esta patología y es que el 95 % de los pacientes con TOC presenta fuerte y elevadas cantidades de agresividad a veces manifiesta y a veces latente. Es fácil encontrar en ellos, pensamientos e ideas de una agresividad exagerada: se imaginan peleas, asesinatos, suicidios, venganza, etc… Podemos decir que lo que tanto asusta a este tipo de pacientes es la crueldad de sus propios pensamientos, los cuales les llegan verdaderamente a inquietar y asustar porque creen que los van a realizar. Mujeres que ante la vista de un cuchillo piensan que pueden herir a sus propios hijos, hombres que con el coche creen que van a atropellar a cualquier transeunte que se cruce en su camino, temores ante una ventana abierta porque surge la idea de arrojarse por ella, miedo a ir a los lugares sagrados por temor a blasfemar en voz alta etc… Son múltiples ejemplos de síntomas, pero todos parecidos: la aparición de una agresividad que no logra entenderse y que angustia. Vamos a cerrar el tema diciendo que el origen del TOC está en la infancia y en la adolescencia. Se debe estudiar la relación del paciente con su familia, porque en esta relación es donde se haya la causa y a la vez al solución del TOC. Por norma general, suelen ser personas muy ambivalentes con los sentimientos hacia las personas queridas, de manera que unas veces los quieren y otra veces se enemistan. La tendencia actual terapeútica es psiquiatrizar a este grupo de pacientes. La medicación es para contener los pensamientos pero no para quitarlos. Hoy por hoy, la única terapia cien por cien efectiva en la curación del trastorno obsesivo compulsivo, es el psicoanálisis, una terapia que va directa al fondo y origen de la enfermedad: la infancia.

martes, 13 de octubre de 2009

EL TOC SE CURA

La característica esencial del TOC es la presencia de obsesiones o compulsiones de carácter recurrente, lo suficientemente graves como para provocar pérdidas de tiempo significativas, acusando un deterioro de sus actividades normales y sintiendo un malestar muy significativo. Las obsesiones son ideas, pensamientos, impulsos o imágenes de carácter persistente, que la persona considera intrusas y que provocan malestar, ansiedad y angustia. Suelen tener miedo a contaminarse de una enfermedad por contagio, tienen dudas repetitivas, compulsión a ordenar las cosas, a contar, impulsos agresivos y/o asesinos, imágenes sexuales, ganas de blasfemar, obsesión con el dinero etc…
Actualmente, el psicoanálisis cura nueve de cada diez pacientes con TOC. El resto, son personas, que en el fondo NO QUIEREN CURARSE, porque le sacan algún tipo de partido a su enfermedad. El PSICOANALISIS es 100% efectivo en personas QUE REALMENTE SE QUIEREN CURAR. La causa del TOC TIENE SU ORIGEN EN LA INFANCIA, y el psicoanálisis trabaja la infancia y la relación del paciente con su familia, con la que siempre tiene algún tipo de problema. Los tratamientos psicológicos y psiquiátricos curan en menos proporción y suelen recaer de nuevo, porque no trabajan los aspectos inconscientes e infantiles de la personalidad del paciente. El psicoanálisis es una terapia efectiva, con garantías de curación por el número tan alto de pacientes curados. Si has estado en muchos tratamientos y no has probado el psicoanálisis, comprobarás que desde la primera sesión, ya sientes un alivio. El obsesivo está dentro de un laberinto, dando vueltas y vueltas sin saber dónde está la salida. El psicoanálisis encuentra la salida de ese laberinto.

ORIGEN DEL TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO TOC

Una de las características más comunes por no decir patognomónica – certeza- de la personalidad del paciente con trastorno obsesivo compulsivo, es la rigidez de su naturaleza moral. Mientras que la ética la definimos como el conjunto de valores y principios ideológicos que rigen el bien común y social de las personas, la moral es más del orden de principios personales, en el sentido de cómo la persona se relaciona con la ética del bien hacer. El paciente aquejado de trastorno obsesivo compulsivo, ha tenido una rigidez educativa, estricta, por parte de familiares y/o educadores. Esta rigidez les lleva a ser niños modelos en cuanto a las formas y comportamientos tanto familiares como sociales. Con el tiempo, según llega la adolescencia y la edad adulta, suelen tener conflictos o luchas entre su moral personal y la moral que impera en las amistades, la sociedad o en la propia familia. Este choque moral, hace que dentro de su cabeza se origine una batalla entre lo que sienten que tienen que hacer y lo que a veces desearía hacer. Es normal, por ejemplo, que muchos pacientes aquejados de TOC, educados cristianamente, sientan repentinas ganas de blasfemar, justo cuando se hayan en lugares de culto o rezo. Semejantes pensamientos les acaban gerando un penoso sentimiento de culpa por el cual, se critican duramente, aplicándose todo tipo de reproches hacia su persona. Es frecuente, encontrarnos en personas de elevados valores, pensamientos que tienen que ver con homicidios de seres queridos- hijos, marido, mujer, familiares-. Dichos pensamientos que les aterrorizan, les llevan a apartar de su vista toda clase de objetos o utensilios con lo que creen que podrían dañar a sus seres queridos. También pueden escuchar frases soeces o pensamientos que aluden a falta de escrúpulos sexuales.

PENSAMIENTOS OBSESIVOS EN EL TOC

El trastorno obsesivo compulsivo a parte de los rituales habituales: contar los coches, sumar todos los números al alcance de la vista, lavarse las manos etc, podemos encontrar cierto tipos de pensamientos que son más frecuentes de los que el paciente cree. Hablamos de los pensamientos asesinos. Con frecuencia nos encontramos a la madre que a la vista de un cuchillo o de unas tijeras, se le pasa por la cabeza lastimar, atacar, o herir a sus seres queridos. Semejante idea le hace coger miedo a ciertos enseres de la cocina por temor a llevar a cabo dichos pensamientos. También podemos encontrarnos ideas suicidas, tales como lastimarse con un cuchillo, arrojarse por una ventana o al vagón de metro cuando entra en la estación. Algunos pacientes con TOC ( Trastorno Obsesivo Compulsivo ) tienen pensamientos de blasfemar en voz alta, dentro de la iglesia o lugares públicos hacia la figura de Dios, el Papa o el Presidente del gobierno. A muchos pacientes, también le viene pensamientos lascivos de hacer el amor en vías públicas o al ver alguien hermoso se les representan pensamientos de agresión sexual. Todos estos pensamientos guardan relación con la causa inconsciente del TOC que hasta que una persona no se psicoanaliza, no lograr encontrar el origen de todos estos pensamientos que tanto asustan al enfermo.
Volvemos a señalar que el TOC tiene su origen en la infancia o comienzo de la adolescencia para aflorar en el inicio de la temprana edad adulta. La relación entre el TOC y la educación familiar es íntima y determinante. Así como las relaciones con las figuras paternales y maternales.
Es importante aclarar que el TOC no se cura con medicación. La medicación no sirve para parar estas representaciones o pensamientos obsesivos de asesinatos, violaciones, blasfemias etc. El TOC es una patología que está montada sobre una desviación de la educación infantil y hasta que no se logra arreglar esa parte desviada de la infancia no se logrará curar el TOC.

YO ME CURE DE UN TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO TOC

Antes de ser psicoanalista, me hice médico y antes de médico fui un joven de 18 años que acudió a una amiga psicóloga pidiéndole ayuda. Aquel joven no comprendía por qué al levantarse tenía que hacer metódicamente y en el mismo orden todas las tareas higiénicas y si cometía un error, debía volver a empezar, de manera que lo que tenía que hacer en 40 minutos, tardaba casi dos horas en hacerlo. Tras cerrar la puerta de su casa, cuando estaba cerca del Instituto, le asaltaba la idea de no haber cerrado la puerta y por esa causa, podría entrar alguien y asesinar a su familia. Entonces, volvía de nuevo y para encontrarse con la puerta cerrada, lo comprobaba dos y tres veces y se volvía de nuevo al Instituto. Siempre llegaba tarde a la primera clase. A la hora de estudiar, tenía que poner en la mesa un crucifijo y rezar el rosario. Cuando se confundía en algún Ave María, tenía que comenzar de nuevo el rosario. Acabó por hacerlo tan lento que podía pasar hora y media rezando antes de ponerse a estudiar. Mientras estudiaba, los libros tenías que formar una especie de montaña a la derecha y a la izquierda. Así, aquel joven se sentía protegido entre aquellas montañas de libros. Se vestía con la misma ropa y cada 15 minutos tenía que beberse un vaso de agua para purificarse. Al estudiar tenía que leer cada frase entre 10 y 20 veces para enterarse. En su mente había días que aparecía pensamientos muy sexuales y horrorosos. Cuando cedieron dichos pensamientos, comenzaron los pensamientos asesinos hacia su propia familia. No podía comer en la misma mesa porque al ver los cuchillos o las tijeras se le pasaba por la cabeza cogerlo y clavárselo uno a uno y luego él cortarse el cuello. Luego le aparecían sentimientos de culpa que sólo calmaba brevemente rezando. Un día en la Iglesia comenzó a tener pensamientos de gritar blasfemias contra Dios y la Virgen. Dicho temor le hizo dejar de ir a los oficios religiosos. En el entierro de su abuelo tuvo pensamiento alegres hacia la muerte del mismo y pensó en bailar “ Cantando bajo la lluvia “. Aquella idea le hizo sentirse un ser despreciable. Después comenzaron los pensamientos de estrangular a las personas que le caían mal o que él creía que le habían hecho algo malo. En su mente tenía fuertes discusiones con los conductores, cualquier transeúnte que le empujara, contra el conductor del autobús por no parar, contra sus hermanos, padre, madre a los que acababa sometiendo a los más terribles y crueles tormentos, para acto seguido arrepentirse y rezar más de cien veces seguidas el rosario. A la hora de dormir, la cama tenía que estar junto a puerta obstaculizando su salida, de esa manera no podría levantarse por la noche y hacer daño a su familia con los cuchillos de la cocina. Descolgaba el crucifijo y lo besaba doscientas veces antes de acostarse pidiendo a dios que no le permitiera realizar los pensamientos que tanto le atormentaban. Acosado por tantos pensamientos y actitudes que le encadenaban quitándole energía, decidió pedir ayuda a una profesora psicóloga. Aquella mujer era también psicoanalista y después de escucharme atentamente, yo sentí un alivio cuando me dijo: ¿ tienes algo de dinero ahorrado? Porque vas a comenzar tu psicoanálisis. Me dio el teléfono de una psicoanalista del Grupo Cero. Fui tan decidido y tan ilusionado que en la primera entrevista, me di cuenta que había una persona que me comprendía. Fueron varias las preguntas que me hizo y al final acordamos vernos dos veces por semana. Me hizo precio de estudiante, lo cual siempre le agradeceré y en tres semanas, los pensamientos que tanto me atormentan, comenzaban a perder fuerza, sobre todo al darme cuenta de su procedencia y de la relación que tenían con mi historia familiar infantil. Después de cada sesión salía grande y crecido, las manías iban cediendo, los pensamientos que tanto me atormentaban tenían ya un sentido muy distinto al que yo creía y mi primer curso de medicina se iba haciendo fácil para mí. Entré a trabajar los fines de semana en una compañía de seguros, y tras un primer año de intenso trabajo psicoanalítico, mi trastorno obsesivo compulsivo había desaparecido. En su lugar, quedaron muchas preguntas abiertas que se fueron clarificando con el paso del tiempo, pero ya no sufría, era un joven normal, estudiante de primero de medicina y con todo un futuro por delante. Nunca tuve que necesitar medicamentos, lo cual siempre agradeceré al psicoanálisis. Por eso puedo decir que a mí, el psicoanálisis me curó de un grave trastorno obsesivo compulsivo.