lunes, 26 de julio de 2010

LOS PILARES DEL TOC

Freud, dentro de sus grandes historiales clínicos nos trae el caso del hombre de las ratas. Un jóven acusado de una importante e incapacitante neurosis obsesiva. A raíz de este caso, desplegó su teoría sobre el toc. Dicha teoría se puede aplicar en todos los pacientes aquejados de neurosis obsesiva y nunca falla, es decir, que el paciente con toc debe psicoanalizar su infancia porque cuando dice que todo el mundo está en su contra, todo el mundo, es a lo sumo dos, tres personas: el padre, la madre y algún hermano. La neurosis obsesiva está sostenida sobre una relación conflictiva con el padre y la madre. De ahí, se deriva la relación conflictiva con el resto del mundo. Sobre una relación precoz con la sexualidad que queda reprimida o produce alteraciones debido a la existencia de una moral castrante que hace que el paciente con toc, impregne de un halo religioso o místico todo uso que hace de la sexualidad. Padre, madre, sexualidad y muerte ( en relación al futuro ) son los cuatro grandes pilares sobre los que se sostiene el trastorno obsesivo compulsivo. El psicoanálisis de estos pacientes pasa por analizar en profundidad las relaciones familiares, que siempre son tortuosas y a la vez son causa de estancamiento de la libido. De manera que los pacientes con toc, suelen tener muchas dificultades a la hora de relacionarse con el mundo exterior porque sus afectos y emociones e incluso su deseo, se ha quedado adherido a alguna de sus figuras familiares. La curación de estos pacientes guarda relación con psicoanalizar estas relaciones. Sin embargo, un número de pacientes eligen inconscientemente no curarse para de esta manera no abandonar la relación infantil que mantienen con sus padres. Son capaces de estar enfermos toda vida para consumar una venganza infantil hacia la figuras paternas.

domingo, 11 de julio de 2010

OBSESIONES INFANTILES

Las personas obsesivas, suelen ser personas que han tenido un despertar sexual muy precoz. La mayoría de las veces recuerdan haber tenido una infancia con intensas manifestaciones sexuales, solo o en compañía. Sin embargo, otras veces, no se recuerda haber vivido este despertar sexual y queda sustituido por un vacío de memoria que con el tiempo logra aparecer en la conciencia. Junto al despertar sexual, se suele sumar otra condición productora de la neurosis obsesiva y es una férrea moral familiar que en algún momento cayó sobre el niño y le hizo darse cuenta que sus manifestaciones sexuales no eran bien vistas por sus educadores. Junto a dicha moral, se instauró un sentimiento de culpa y ante la llamada del deseo sexual, el niño acabó luchando contra dicho sentimiento a través de la aparición de complejos rituales que pudieran calmarle su excitado ánimo. La lucha contra el deseo sexual, siempre es infractuosa. Se lo puede sublimar y/o reprimir, lo cual no quita que siga teniendo fuerza. Y si en algo se esfuerza el obsesivo es en luchar contra algo de sí mismo que no comprende y que podríamos definirlo como sus pulsiones sexuales, la mayoría de las veces no aceptadas por su conciencia. Los rituales, sirven para desgastar y así no pensar en el deseo sexual y cuanto mayor es la fuerza de ciertos deseos sexuales, tanto mayor es la característica del ritual. La mayoría de los pacientes con toc, sienten vergüenza de hablar de sus pulsiones sexuales y las callan. La psiquiatría prefiere pensar en un trastorno químico a pensar que lo sexual provoca trastornos. Y en todo esto, como siempre, están los toc moralistas, que prefieren medicarse a aceptar que también tienen deseos sexuales. Los pacientes con toc que se curan son aquellos, que acaban aceptando la existencia de deseos sexuales que nunca habían aceptado. El psicoanálisis enseña a manejar, a comprender y a controlar dichos deseos y ahí, radica la eficacia del psicoanálisis a diferencia de otras terapias que no ayudan en la curación del toc.