martes, 23 de junio de 2020

Ocho puntos claves para entender el trastorno obsesivo compulsivo (toc)


1.     El toquianismo o  trastorno obsesivo se genera a consecuencia de una respuesta moral de la conciencia, tiempo después de que la persona ha vivenciado actos sexuales precoces durante la etapa infantil. Se puede demostrar que absolutamente todas las personas con toc o que padecen dicho trastorno mental, tuvieron una participación en dichos actos sexuales. Podemos diferenciar cuando los actos son llevados a cabo de manera activa a cuando son vividos de manera pasiva. Los casos donde la participación fue activa, hizo que el niño buscara la colaboración de otros niños, tomando una actitud mas agresiva y dominante. En el caso donde la participación fue pasiva debido a la seducción de otro niño, el niño seducido halla un disfrute en ser seducido y en algunas veces, por lo aprendido, termina incitando a otros niños a realizar lo que él aprendió. Confirmamos que en ambos tipos de participación, los niños encontraron un placer asociado a los actos sexuales, lo cuales, normalmente repiten numerosas veces y siempre a escondidas de los cuidadores. 
2.     Las primeras experiencias de placer, marcan para siempre el desarrollo de la sexualidad del menor, de manera que se queda fijado a dichas experiencias, produciéndose un estancamiento de la libido sexual en lo vivenciado. La consecuencia de dicho estancamiento de la libido hace que la sexualidad apenas evolucione a otras formas mas adultas del placer, lo que conlleva una inmadurez en el proceso del desarrollo sexual. De ahí que observemos los comportamientos y conductas infantiles que las personas con toc muestran. Ello es debido a dicho estancamiento de la libido sexual. Los pacientes con Toc reconocen que en la vida adulta jamás encontraron un placer comparable con aquel primer placer hallado en las primeras experiencias sexuales. Deducimos que las primeras experiencias placenteras no son comparables con otras experiencias anteriores pues no existen, por lo tanto, lo primero adquiere características de huella de recuerdo que se queda fijada para siempre en la memoria del toquiano. 
3.     La proximidad entre los hermanos, dormir en la misma habitación y muchas veces en la misma cama, compartir espacios comunes como el baño, la higiene personal etc, hace que exista una confianza absoluta entre los mismos. La mayoría de las veces, en los juegos corporales, la presión cuerpo a cuerpo o de los genitales sobre el cuerpo del otro, hacia que el niño comience a sentir las primeras manifestaciones placenteras a través del juego o de las peleas. Observamos con qué frecuencia los hermanos se tumban uno encima de otro, juntas sus cuerpos, se rozan y varios actos que van desencadenando poco a poco un placer genital que luego los mismo acaban llevando a cabo cuando están sólo o en la habitación donde nadie los ve. Debemos añadir la importancia de lo que el niño ve y observa que las conductas de los padres exhibicionistas donde le niño les observa o de manera accidental los ves o escucha practicando el coito, lleva al niño a aprender de dicha experiencia, la cual la repetirá con algún hermano cercano a él. Que halla sido un hermano mayor el que halla inducido a uno menor a llevar a cabo las prácticas sexuales, produce una manifestación del toc diferente que cuando la seducción ha sido entre hermanos de edades parecidas. Otra diferencia que encontramos en la manifestación del toc, tiene que ver con que la seducción halla sido entre hermanos del mismo sexo, lo que produce fácilmente el llamado Toc homosexual o que la seducción halla sido entre hermanos de diferente sexo. También influye si el seductor es un hermano mayor y el seducido del mismo o diferente sexo. Y que la seductora sea una hermana mayor que por lo general seduce a hermanos varones menores que ella. 
4.     No existe respuesta moral en la infancia porque el niño no conoce lo que es bueno ni malo, lo que está permitido o prohibido. De hecho, no tiene noción de dolor ajeno hasta que él no experimenta la misma experiencia del dolor ajeno. Con la sexualidad, ocurre lo mismo. El niño observa, investiga, siente la erogeneidad de su cuerpo y busca encontrar repetir sensaciones placenteras que le han hecho disfrutar. En el Toc, la moral se instaura cuando el niño es reprendido en sus actos sexuales individuales o colectivos. "No lo hagas" "Eso no se hace""Eso está mal""Qué estas haciendo" "Con tu hermana esas cosas no se hacen" etc, etc, forjan en el niño la dimensión moral de sus actos y por la prohibición recibida, no le queda mas remedio que acatar dichas órdenes frente al impulso a volver a realizarlas. Los toquianos revelan que volvía a realizarlas pero terminaron por empezar a sentir que aquello no debía hacerse pero tan difícil es sustraerse a una experiencia placentera ya vivida que comienza en él la noción de moral y desde hacia se comienza a instaurar un conflicto entre lo que desea realizar pero a su vez sabe de su prohibición. De este conflicto se originará el sentimiento de culpabilidad. Realizará aquello que es prohibido y luego sentirá culpa, querrá no volver a realizarlo pero lo sexual pulsa, empuja y su yo termina cediendo sabiendo que luego experimentará culpa. ¿Hasta cuando? 
5.     El toquiano siente sobre él, la voz de la conciencia. Alguien le vigila, le observa y le acusa después de pensar, desear o haber cedido a sus deseos. Esta voz de la conciencia, es la que iniciará el proceso de castigo mediante un complejo mecanismo psíquico que se encarga de atormentar al toquiano por sus deseos inconscientes. Le obliga a ritualizar para la calmar la culpa y a la vez para mantenerlo ocupado frente a los deseos inconscientes siempre al borde de su apertura. Ese vigilante es la moral que suele ser la suma de la moral social, del padre, de la madre, de la Iglesia y de todo aquello que pueda condenar sus deseos sexuales. Por que sabe de sus deseos pero también sabe de la prohibición de los mismos. 
6.     Los sintomas, los rituales no dejan de ser la manifestación de los deseos y en le mismo acto la censura moral de los mismos. Lavarse las manos cada vez que siente el deseo sexual, es a la vez la aparición del deseo, el deseo de realizarlo y simultáneamente deshacerse del deseo mediante el lavado. Hacer la cama una y otra vez hasta dejarla perfecta supone el deseo sexual sobre la cama que queda deshecha y a la vez el deseo de que no se note dicho deseo sobre la cama perfectamente hecha. Son dos maneras de entender que en el acto ritual hay deseo e intento de corrección del deseo. 
7.     Un rasgo del toquiano es su inmadurez como persona pero sabiendo que esta inmadurez se corresponde a su inmadurez sexual. Qué quiere decir esto? Observamos que todo toquiano ha tenido experiencias tempranas infantiles o bien ha hecho descubrimientos sexuales en una etapa de la infancia, donde ha quedado ligado a dichas experiencias placenteras. Hemos comprobado que las primeras experiencias placenteras no sucumben al olvido y queda grabadas para siempre porque los primeros placeres sexuales son incomparables a nada conocido, de ahí que todo acto sexual adulto siempre se comparará inconscientemente con dichas actividades sexuales infantiles. Esta ligadura hace que el toquiano aunque quiera madurar en su vida, la parte inconsciente sigue deseando aquello que experimentó. Y la fuerza del inconsciente es tal que la persona no madura su sexualidad y tampoco en muchos aspectos de la misma. Por ejemplo, la relación con el mundo que le cuesta mucho relacionarse. 
8.     Suelen ser los padres, abuelos, cuidadores quienes de manera fortuita descubren a los niños en este tipo de actividades sexuales, las cuales les sorprenden y acaban reprimiendo al niño, dependiendo de la gravedad de su atrevimiento sexual. El niño tomará conciencia de su actos y tendrá que reprimirlos debido a que su conducta es vigilada o censurada. Sin embargo, el niño tratará de realizarlo a escondidas y si lo censura, lo seguirá deseando, lo que le llevará a un conflicto moral consigo mismo que será el origen de su toc y por ser los padres los censores, desarrollará hacia ellos bien temor o agresividad porque le han censurado o interrumpido en su goce sexual inicial.