El toc lo hemos definido como neurosis de
defensa frente a la imperiosa premura de los deseos sexuales infantiles que
pulsan por manifestarse en la conciencia.
Los orígenes del toc suelen remitirnos a
la infancia o primera adolescencia, donde la persona toquiana frente a la
aparición de los primeros deseos ambivalente sexuales, reacciona de manera
preconsciente con el desarrollo de la neurosis. Cuando hablamos de deseos
ambivalentes, hacemos referencia a deseos marcados por un fuerte componente
agresivo y que frente a su represión, aparece el componente moral que evita la
realización de los mismos. Esto quiere decir que el toquiano está protegido frente
al suicidio, el asesinato y cuanto deseo abrupto o falta de moral le aparezca
en su cabeza.
Existen mil y una terapias y terapeutas
que dicen tratar el toc. Y es cierto, lo tratan pero no lo curan, porque
curarlo es NO SOLO conocer los deseos inconscientes que tanto abruman al
toquiano, sino transformar la energía que va ligada a dichos deseos y desviarla
a través de un nuevo circuito construido a otros deseos de carácter mas adulto,
porque absolutamente todos los deseos del toquiano, tienen un carácter
infantil. Entonces sugestionar al yo con técnicas de autocontrol, suele se la
causa mas frecuente de recaída en el toquiano. No consiste en enfrentar al yo a
su parte inconsciente ni proporcionarle herramientas para dicho enfrentamiento,
sino ayudarle a entender “frente a qué se defiende” y paralelamente construir
un inconsciente nuevo con la energía del inconsciente primitivo. Esta compleja
técnica solo la puede llevar a cabo la técnica del psicoanálisis.