La angustia se define como una reacción ante una sensación de peligro. Puede ser real donde nos encontramos frente a un peligro externo y sentimos angustia pero también puede ser neurótica, es decir, una reacción frente a las exigencias de ciertos deseos, sentimientos y afectos internos.
Biológicamente, a diferencia de otras especies animales, al nacer necesitamos de la ayuda de los otros para poder sobrevivir. El mundo exterior para el niño se convierte en algo importante, porque el depende de la realidad.
Pasados los primeros años de vida, esa dependencia biológica hacia los padres, se convierte en dependencia mental, espiritual, intelectual hasta que el adolescente llega a la edad adulta y puede dirigir su vida por sí mismo.
En este desarrollo influye directamente la educación de los padres que pueden hacerle fuerte, valiente y dependiente para que se enfrente a todo tipo de situaciones o hacerlos sumisos e infantilizarlos hasta la edad adulta.
Los niños también tienes reacciones hostiles y agresivas hacia los padres y cuanto mas indefenso se sienta hacia su padres menos se atreverá a mostrar su oposición a los mismos., entonces el niño piensa: “tengo que reprimir mi hostilidad porque te necesito”.
El miedo puede ser provocado por amenazas, prohibiciones, castigos, accesos de ira de los padres o escenas violentas presenciadas por el niño. Entonces el niño piensa: “ tengo que reprimir mi hostilidad porque te tengo miedo”.
También el amor es una de las razones que llevan al niño a reprimir la hostilidad. Cuando el niño siente la falta de amor, se siente desprotegido, como le sucede a los adultos. Entonces ante dicho temor de perder el amor de los padres, el niño piensa: “tengo que reprimir mi agresividad por miedo a perder el amor de mis padres”.
Nos damos cuenta que el niño tiende a reprimir su hostilidad y agresividad por temor a que se malogren las relaciones con sus padres. Esto influye en que el niño puede sentirse culpable cuando tiene sentimientos de hostilidad o se opone a lo que los padres le dicen. Se siente indigno o despreciable si tiene algún resentimiento o transgrede las reglas establecidas por ellos.
Cuanto mas se haya inducido a un niño a sentirse culpable por su actitudes, menos se atreverá a mostrar su rabia y hostilidad hacia sus padres.
En la esfera sexual es donde mas a menudo se crean sentimientos de culpabilidad. Cuando el niño recibe castigos, prohibiciones severas sobre su curiosidad o actividades sexuales precoces puede llegar a sentirse sucio y despreciable. El niño piensa: tengo que reprimir mi sexualidad porque sería un niño sucio.
La represión de la sexualidad, de la hostilidad, de la agresividad el niño las lleva a cabo para no perder el amor de los padres. Pero cada vez que sienta agresividad o deseos sexuales, tendrá que luchar contra sí mismo para reprimirlos. Pero también puede sentir angustia por luchar contra sus deseos sexuales, querer transgredir las normas, mostrar su agresividad. La angustia es un factor necesario para el desarrollo de neurosis. (continuará)