domingo, 7 de diciembre de 2014

CLAVES PARA ENTENDER EL TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO TOC

Las personas que padecen un trastorno obsesivo compulsivo (TOC), padecen de la duda continua. La duda lleva a la angustia, al temor y a la realización del ritual bien de manera física o mental.
El psicoanálisis descubre en este tipo de síntomas que de lo que padece el obsesivo es un temor a un encuentro con tres significantes ante las cuales, plantea sus dudas. Nos referimos al Padre, la Mujer y la Muerte. En torno a este triángulo, se halla establecida la compleja trama estructural de la neurosis obsesiva. Padre, mujer y muerte, remiten a la sexualidad del obsesivo. Su trastorno obsesivo comenzó a gestarse en la infancia o adolescencia, cuando frente a su comienzo sexual, aparecieron dichos significantes y que le hicieron quedarse detenido en un comienzo donde avanzar es lo que mas le cuesta al obsesivo. El obsesivo, frente a la palabra Padre, reacciona de manera inconsciente construyendo un padre castigador, porque en su fuero interno, el obsesivo a deseado y amado en demasía a la madre. Sabe de ello de manera inconsciente y teme a agresión del padre. Cuando el padre brilla por su ausencia, el obsesivo necesita de un orden, una ley interna que detenga sus deseos sexuales infantiles hacia la madre. El castigo, la tortura permanente que padece el obsesivo guarda relación con la insistencia del deseo sexual incestuoso, que garantiza a la vez la existencia de su deseo pero a la vez el castigo por el mismo. La Mujer, en el caso del hombre sería una salida al Edipo siempre y cuando el obsesivo pueda incluir la palabra mujer en su estructura psíquica. Incluir la mujer, así como incluir la palabra padre, supondría un corte para el obsesivo donde interrumpido el circuito del goce incestuoso, entraría en el campo del deseo, por lo tanto de la mortalidad, de lo humano. El obsesivo mantiene un pulso al padre, excluye en lo posible la palabra mujer y de incluirla, siempre para él es la figura de la madre. Esto le hace vivir eterno, porque el obsesivo de algo se dio cuenta y es que intuye que incluir la palabra padre y la palabra mujer, le hace mortal, por lo tanto humano y es de lo que huye aunque también es lo que desea. Este ir y venir, este salir y esconderse es el laberinto en el cual todo obsesivo se haya. Bien sea el obsesivo mujer u hombre, ambos deben analizar los significantes de padre, mujer y muerte, porque en su articulación se haya las claves de su curación. Miguel Martínez. Médico Psicoanalista. Tfno. 667.518.809





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