domingo, 4 de septiembre de 2011

SOBRE UN CASO FALSO DE TOC

Llega a consulta un hombre de treinta años. Padece de Toc. Ha consultado muchos especialistas y  ninguno logra curarle. Comenta haber visto algún video mío y aunque muestra desconfianza ante todo tratamiento, considera que puede hacer bien psicoanalizarse. Refiere tener manías con los gestos de la cara, con la deglución y por momentos, teme que alguien se de cuenta. Habla de su madre, una mujer de marcadas creencias cristianas y de su padre, un hombre de carácter escéptico del que siente desprecio. Comenta que su padre se muestra mas considerado con sus hermanos mayores. Trabajan todos juntos en una empresa familiar. El padre refiere estar cansado de las rarezas de su hijo y dice que él no le ve nada. El paciente muestra rabia contenida contra el padre. Tuvo dos entrevistas seguidas y nunca más volvió al tratamiento. De las dos entrevistas se pudo ver que el joven realmente no quería curarse. Sentía un fuerte apego edípico hacia la madre, pues con treinta años, había mantenido unas ridículas relaciones sexuales con una chica hacia tres años y se consideraba un onanista crónico. Así mismo se detecto una fuerte envidia infantil hacia el padre con el cual rivalizaba y al que nunca pudo ganar. El mecanismo de su enfermedad era claro: si se mantenía enfermo, seguiría en el hogar de los padres, cercano a la madre y toda su enfermedad, estaba dedicada inconscientemente a hacer sentir al padre su fracaso. De esta manera en él se producía la satisfacción de un sentimiento sádico de venganza hacia el mismo y simultáneamente pagaba el precio de dicho acto con su enfermedad.


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